lunes, 9 de diciembre de 2019

Crecimiento y medio ambiente


Me llama la atención (es una forma de hablar puesto que a estas alturas uno está curado de espanto) que en la COP 25 se esté prestando entre poca y ninguna atención al crecimiento económico.

Es obvio que la idea de “desarrollo” en nuestra sociedad globalizada, está asociada a la de “crecimiento” económico. Y es igualmente evidente que en la ideología dominante, el neoliberalismo, es el mercado la referencia única, pues aunque no niegue la utilidad del Estado lo hace en la medida en que garantice precisamente el libérrimo intercambio de bienes y servicios, esto es, el mercado. Por completar: con tales mimbres, hablar de "crecimiento sostenible" es para toda una corriente de las ciencias sociales un oxímoron; pero tanto el capitalismo con rostro humano como la socialdemocracia, o lo que queda de ella, hacen suya la idea y alcanzan fortuna expresiones como “economía verde” -que ya he comentado en este mismo blog- y otras.

Dejémoslo en que cabe “otro crecimiento” igual que cabe pensar en un “decrecimiento” que, como dice Federico de María quizás debiéramos llamar “acrecimiento” para no dar idea de que se propone poco menos que volver a las cavernas, lo cual en todo caso resulta pueril. El “decrecimiento” o “acrecimiento” postula más bien un cambio de paradigma que aspira a construir una sociedad de "abundancia frugal" que dice Niko Paech o de "prosperidad sin crecimiento" como propone Tim Jackson; ambos conceptos son bastante gráficos y, en mi opinión, no necesitan ser explicados o no es mi propósito ahora. 

No pretendo abrir aquí un debate al respecto. Sólo me quejo de la poca atención que en la COP25 se está prestando a lo que es sustantivo.

El profesor Vicenç Navarro, persona de prestigio entre nosotros y fuera de España, se ha esforzado por recordarnos que es un clásico del pensamiento socialista el debate sobre el crecimiento económico. Navarro escribía en 2014 en un artículo publicado en el digital Público titulado “Los errores de las tesis del decrecimiento económico” que “...el socialismo tenía que cambiar no solo la distribución de los recursos, sino la forma y tipo de producción. Y para que ello ocurriera es fundamental cambiar las relaciones de poder en el mundo de la producción (con la democratización de la producción, que es distinto a su estatalización) y cambiar el motor del sistema, de manera que el afán de lucro se sustituyera por el afán de servicio a las necesidades humanas, definidas democráticamente”

En otro orden, en septiembre del año pasado, más de doscientas personalidades de diferentes ámbitos científicos suscribieron una carta abierta (a la que después se adhirieron a modo de manifiesto, unas cien mil personas) que titularon “Europa, ha llegado el momento de terminar con la dependencia del crecimiento” En ella proponían lo siguiente: 1.- constituir una comisión especial sobre el futuro en post-crecimiento en el Parlamento de la UE. Esta comisión debería debatir activamente sobre el futuro del crecimiento, concebir políticas alternativas para unos futuros de post-crecimiento y reconsiderar la persecución del crecimiento como un objetivo general de todas las políticas. 2.- Incorporar indicadores alternativos en los marcos macro económicos de la UE y sus estados miembros. Las políticas económicas deberían ser evaluadas en relación con su impacto sobre el bienestar humano, el uso de recursos, la desigualdad, y la generación de trabajo decente. Estos indicadores deberían tener mayor importancia en los procesos de decisión que el PIB. 3.- Transformar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) en Pacto de Estabilidad y Bienestar (PEB). El PEC es un conjunto de normas orientadas para limitar los déficits públicos y la deuda pública. El pacto debería ser revisado para garantizar que los estados miembros puedan satisfacer las necesidades básicas de la ciudadanía, al mismo tiempo que se reduce el uso de recursos y las emisiones contaminantes a unos niveles sostenibles. 4.- Crear un Ministerio para la Transición Económica en cada uno de los estados miembros. Una nueva economía que se centre directamente en el bienestar humano y ecológico podría ofrecer un futuro mucho mejor que aquel que estructuralmente depende del crecimiento económico”


Ninguno de estos enfoques que constituyen posicionamientos rigurosos en direcciones diferentes están en la COP25. Quizás cuando termine nos felicitemos porque más allá de las palabras y las buenas intenciones empecemos a ver que los estados toman iniciativas significativas para enfrentar la crisis climática. Pero soy pesimista porque seguimos sin ir al fondo de los problemas. Y cada vez tenemos menos tiempo.