martes, 9 de julio de 2013

En una caja de puros


Dice Bárcenas, según asegura el director del diario El Mundo, que Álvaro Lapuerta entregaba su sobresueldo a Mariano Rajoy dentro de una caja de puros en el transcurso de las visitas que realizaba regularmente al ministerio en el que ahora presidente del Gobierno entretenía sus horas; digo “entretenía” porque no se sabe que dejara huella significativa de su gestión cuando entonces…pero ese es otro asunto.
Después de despertar apenas del K.O. que para el PP ha supuesto la entrevista, los populares, que viven en un susto permanente los pobres, emitieron un comunicado escueto en el que insistían en las habituales mentiras y/o pueriles intentos de manipular: "en ningún caso" se reconocen como parte de la contabilidad oficial los apuntes originales del extesorero y exgerente del partido entregados al El Mundo; “todas” las retribuciones recibidas por los cargos y el personal del partido, insisten, “siempre se han realizado de acuerdo con la ley” Como es natural, no se habla de la contabilidad “B” que es en donde, de suyo, está la porquería, ni de los oficios de los innombrables que, como no se nombran y ni siquiera de piensan (a lo mejor por esto último está Floriano en la pomada), en realidad no existen más que en la bilis del enemigo.

La mentirosa y/o manipuladora nota añade que la tal contabilidad oficial "se encuentra a disposición de la justicia desde que nos fue reclamada y es conocida por toda la opinión pública” y que el PP ha estado "en todo momento a disposición de la justicia" y que mantiene su colaboración "para que ésta pueda llevar a buen término sus investigaciones a la mayor celeridad posible" De que los datos fueron enviados al Juez, solo ante la contumaz insistencia de éste y son incompletos y de que Pablo Ruz los haya sacado a gorrazos del asunto porque no hacían sino entorpecer, nada dicen.
Naturalmente, ninguna persona de bien concederá a un tipo como Luis Bárcenas demasiada credibilidad, o eso es lo que se debe afirmar si uno quiere ser políticamente correcto. Yo, desde luego le concedo la misma que a quienes tratan de defenderse de sus embestidas insultando la inteligencia de la parroquia. Qué quieren que les diga, cuando trincan a un malo y canta, suele decir la verdad, sobre todo porque ya poco tiene que perder y le da igual llevarse por delante al lucero del alba…pero eso lo digo porque he visto muchas películas de mafiosos. Efectivamente: es la justicia la que debe pronunciarse y punto. Si en otros lugares los políticos se van a su casa con el rabo entre las piernas en cuanto hay dudas de su honorabilidad, allá ellos, que aquí somos muy nuestros.

No me negarán que entre las cajas de puros portadoras de buenas nuevas y las insinuaciones de los hijos de Lapuerta en el sentido de que las caídas de su padre que le han provocado su actual estado y, de paso, su condición de perfecto chivo expiatorio, pueden no haber sido fortuitas, esto empieza a tomar tintes de trama mafiosa; Toni (en paz descanse el gran Gandolfini), habría encajado perfectamente en el desarrollo de los acontecimientos. No obstante, a pesar de que también había puros y caídas, en Los Soprano había un glamour, una cosa, que aquí es más bien caspa y olor a sovaquina. Es que no puedo dejar de pensar en esos tipos gordinflones fumando farias o cohibas en las corridas de toros y mostrando el arco del sudor en los alerones de sus camisas de seda, o en esos chulos de caracolillo en la nuca moviendo su jeta bronceada al compás, stup, sutp…de la bola en un master de tenis…
Qué asqueroso es todo esto. Y además qué feo. Y que ingenuos los que creíamos vivir en un país moderno, medianamente culto y civilizado ¿verdad?