lunes, 31 de octubre de 2016

¿Y ahora qué?

Puesto que es cosa de días que tengamos el gobierno que tanta falta nos estaba haciendo y ya hemos evitado las temibles terceras elecciones, voy a hacer mi aportación personal respecto al futuro de la izquierda en este nuestro contrito país. Tal vez les parezca a ustedes delirante lo que voy a decir; si es así, les ruego lo comprendan: aún estoy algo traumatizado por los recientes acontecimientos que van desde el 20D hasta anoche mismo con la entrevista de Jordi Évole a Pedro Sánchez.
Vaya por delante que tengo esperanza. O sea. Y no tanto es lo mío un asunto de fe en la condición humana o en la altura de miras de nuestros políticos, sino porque a la fuerza ahorcan.

Bien, pudo haber un gobierno presidido por Sánchez. Sí, pudo haberlo. Como estoy decidido, en aras del buen rollo, a admitir pulpo como animal de compañía, dejémoslo en la evidencia (que, en efecto pudo haberlo y no fue tal porque Podemos no quiso) y no la adornemos con juicios de valor añadiendo calificativos…cambio, progresista, regenerador…ya saben; o reproches e intenciones ocultas de unos y otros, sorpassos y otras mandangas, ya me entienden.
Hay gobierno del PP porque el PSOE decidió desbloquear las instituciones y evitar una tercera convocatoria a las urnas. Bueno, ya digo que admito como verdad universal que un pulpo puede ser una estupenda mascota, así es que no argumentemos ni añadamos tampoco en este caso calificativos a lo que acabo de escribir.

El hecho es que arranca la legislatura y gobierna Al Capone y los suyos.
En paralelo, el partido que fuera alternativa de gobierno y gobierno mismo antañón, se desangra y hay que suturar con rapidez. No hay más terapia que celebrar (sin prisa pero sin pausa, como dijo el otro) un congreso y, a renglón seguido, elegir un/a líder. A mi me parece que Sánchez y Díaz están amortizados y deberían hacerse el harakiri por el bien de todos, pero eso es cosa de ellos; “de ellos” quiere decir del partido incluyendo a sus militantes, claro.

También en paralelo, Podemos intenta encontrar su lugar en la tierra media; con mucho menos dramatismo del que se dice y se dirá, pero también se mira hacia dentro. Eso le toca aparte de sus tareas parlamentarias en el seno de UP, y conscientes creo, de que sea luchando contra el lado oscuro de la fuerza o contra Los Otros según los gustos y aficiones, en ese terreno va a seguir teniendo por delante una titánica batalla, más si cabe que hasta ahora...y lo de menos es Inda y otras chorradas.
De modo que igual sería buena idea que, contra toda tentación autodestructiva, Psoe y UP ahorren fuerzas y se dediquen a encontrar espacios comunes en la oposición a Rajoy manteniendo un perfil bajo en sus mutuas relaciones con el propósito loable de no herirse más, como aquellos hermanos que prefieren verse solo en Navidades para tarifar lo justo.

¿Rufianes, y otros asuntos sin duda llamativos? Pues sí, no digo yo que no sean cosas importantes, pero forman parte del paisaje.

Y ya veremos. Si Rajoy se siente cómodo solo puede ser humillando más al Psoe y utilizándolo a su antojo y si no es así, abrirá la caja de los truenos, que para eso tiene la llave, y convocará elecciones. ¿Y entonces qué? Cuanto me gustaría que en ese momento la izquierda pueda hacer que se trague la urna. ¿Un cuento de hadas? Bueno ya les digo que tiendo al delirio en este Otoño calorito. Pero ¿a que estaría bien?
 

lunes, 24 de octubre de 2016

No, mirusté

Pues ya está. El Psoe hará posible la investidura de Mariano Rajoy y, consecuentemente, un nuevo gobierno del Partido Popular. O como dicen los que mandan ahora, mirusté, han desbloqueado la situación, evitado la catástrofe para España y el cosmos en general, de unas terceras elecciones; lo aseguran, por ejemplo, ideólogas (¿se podrá decir “ideólogas”?) sobrevenidas como Elena Valenciano, fina estadista formada en las europas socialliberales.

Ya no es el tiempo de las caras mustias, las tristezas y los sentimentalismos, las nostalgias de lo que fue y no volverá. Con veinticuatro horas ha sido para mi suficiente. Cuanto antes pase esta llorera de recuerdos, lealtades y carnés rotos mejor.
Tampoco es buena idea encastillarse en la burla o la santa irritación semántica. ¿Que hay quien dice, mirusté, que el PSOE está fracturado pero no roto, nunca roto (Luena, otra luminaria, ésta en desgracia) como si no fuera exactamente lo mismo, pues nada, adelante con los faroles…o los faralaes, ya me entienden.

Sobre si se abstienen todos o unos cuantos, de golpe o en dos sesiones en diferido y en forma de simulación mirusté, da igual. El resultado es el mismo. ¿Qué habrá quien se obstine en no respetar lo que un Comité Federal abierto en dos ha decidido y por tanto se pase por el forro de sus tristezas el sacrosanto Reglamento? Bueno, es el signo de los tiempos; el Psoe lleva mucho tiempo no respetándose a sí mismo…nada nuevo en este sentido pues.
Como van a escribir un relato de lo sucedido y nos lo van a repetir hasta la náusea, yo no se ustedes pero yo voy a hacer un ejercicio de memoria para no perder la perspectiva, por mera economía de esfuerzo. Hace poco recomendé que el tal relato se lo encargaran a Javier Marías. Es un intelectual orgánico algo incómodo porque tiende a despreciar a cualquiera que no sea él, pero a estas alturas qué más les da a barones, baronesas y personales menores. Al fin y al cabo Marías es un maestro de la ficción. No me han hecho caso, pierdan cuidado, tirarán de lo que mejorcito de la casa.

El 28 de diciembre de 2015 el Comité Federal dijo que “…la autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí dividida. Son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas” y sus voceros (las hemerotecas están al alcance de todo el mundo) aseguraron, por si no estaba suficientemente claro, que no había que entenderse con populistas. Así es que toda opción que tuviera en cuenta un acuerdo con Podemos, tercera fuerza con apenas medio millón de votos menos que el Psoe, quedada cegada.
Luego vino el acuerdo con Ciudadanos, que habría de dar lugar a un gobierno transversal (sea lo que sea transversal) y de cambio y, a renglón seguido, la oferta de un trágala a Podemos. “De cambio” y con Ciudadanos: hay cosas que no resisten el paso del tiempo ¿verdad?

Celebrose la investidura de Sánchez y nada hubo. Bueno sí, hubo que los lingüistas del Partido inventaron un nuevo paradigma según el cual “con” es lo mismo que “como”, esto es que al votar como el PP, Podemos lo hacía con el PP. Una revolución del castellano toda vez que, por extensión, preposiciones y adverbios, tan molestos para los estudiantes menos memoriosos, quedaban reducidos a una sola cosa. Junto con el concepto de abstención técnica de reciente cuño, estoy seguro que los académicos de la lengua tienen tajo para mucho tiempo.
Y volvimos a votar en Junio con aquella resolución del Federal en vigor, así es que en esas circunstancias no podía haber alternativa al recrecido PP ni siquiera a pesar del pestazo que día a día emana de Génova. Lo de Sánchez amagando sin dar, su defenestración por procedimientos digamos poco elegantes y toda la comidilla que hemos vivido estos días se olvidarán pronto por el común de los mortales…no por los militantes, no por quienes votaban al Psoe; pero eso, al fin y al cabo, es cosa de cada cual.

A mi lo que me parece más grave en estos días es cómo un partido fundamental en la historia del siglo XX en España y en Europa, ha ido haciendo y haciéndose trampas desde el 20 de diciembre, hasta llegar pasito a pasito a la monumental doble falacia de afirmar que abstenerse no es dar el gobierno al partido más corrupto del continente y que no había otra opción porque para los españoles es malo votar por tercera vez, algo sobre lo que, obviamente, no tienen ninguna certeza ni tienen derecho alguno a juzgar.
Eso en cuanto al presente. Y en cuanto al futuro inmediato, los estrategas (si es que los hay que ya lo dudo) se equivocan por completo. Es una simpleza afirmar que van a liderar la oposición. Lo que pasará es que la gente decente del Partido va a sufrir mucho, porque esos 85 diputados -o los que queden después de la investidura del capo di capi- van a estar, como dicen en mi pueblo, cogidos por las pelotas por Mariano Rajoy que, con la llave en la mano, puede a partir de mayo disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones cuando le de la real gana. ¿Y entonces que dirá la muy brillante Valenciano? ¿Qué eso no son terceras elecciones?

Asunto concluido, mirusté. Por desgracia…porque durante mucho tiempo en la política española no vamos a poder contar con una pieza que fue clave. Y eso es una mala, una pésima noticia.
Ahora lo que me importa es qué va a hacer Unidos Podemos una vez el Gobierno esté en marcha y el Parlamento funcione a pleno rendimiento. Va a tener que emplear mucho tiempo y esfuerzo en defenderse, sí; creo que eso ya lo saben. Lo que no tengo muy claro es si se dan cuenta de la enorme responsabilidad que les ha caído encima: gestionar la ilusión, la poca que nos queda.