miércoles, 14 de octubre de 2015

Orgulloso de ser español


No critico a quien así se define mientras no sea (que suele serlo) la expresión de un modo excluyente de entender la identidad o la relación de pertenencia.  Naturalmente lo que acabo de decir sirve para ser español, catalá, nepalí o azerbaiyano.

Mi familia y yo somos españoles, de generaciones atrás; no consta que tengamos ADN de origen remoto como no sea el que dejaran almohades, almorávides y benimerines, que en ocho siglos da para eso y para más.

Somos más de aquí que las amapolas y, por tanto, parecería absurda por obvia esa cantinela de “¡yo soy, español, español, español…españÓL!” Quizás si alguien entonara “I am from Spain, from Spain, from Spain…from SpÁIN!” el asunto sí sería merecedor de estudio. Más aún, si alguien coreara “¡Yo soy ingeniero de caminos, ingeniero de caminos, ingeniero de caminos…ingeniEEEEEro de caminos!" lo comprendería, pues sabido es el esfuerzo personal que exige acabar una carrera como esa; es, efectivamente para sentirse orgulloso.

Pero orgulloso de ser español, pues la verdad me parece lo mismo que sentirse henchido de identidad patria cuando la patria es Móstoles, Santa Coloma de Gramanet o Tánger, pongamos por caso. Que no digo que no, pero a mí pues no me pone y me recuerda a aquellas pegatinas que hace años se colocaban en el parabrisas trasero del Seiscientos: “¡Soy andaluz y español, casi ná!” o aquello tan racial de “¡Con fabes y sidrina nun fai falta gasolina!” Caspa.