lunes, 15 de abril de 2013

Quién nos lo iba a decir


Toda la vida creyendo que podrían venir los comunistas a destruir la propiedad y quitarnos lo que creíamos que por derecho natural nos corresponde y ahora resulta que son los bancos, con el permiso de los Estados y el visto bueno de las instituciones europeas, quienes se dedican a esquilmar a sus ciudadanos. Qué cosas.

Depósitos: si usted tiene la desgracia de ser chipriota y, con su esfuerzo y/o el de su empresa ha conseguido ahorrar un poco más de 100.000 euros, su gobierno le va robar una parte sustancial siguiendo los consejos de la UE, a fin  de remediar el desaguisado provocado por la banca y el capital financiero en curso de defraudar al fisco que, por lo demás, ya le robaban a base de comisiones, intereses de demora y demás triquiñuelas y lo seguirán haciendo en el futuro. Si usted es portugués, español y puede que hasta austriaco o belga, tiéntese la ropa…
Preferentes y subordinadas: Si le hizo caso a su banco o caja de toda la vida (incluso si era usted titular de una cartilla que le abrieron sus abuelos cuando hizo la Primera Comunión, caso que hemos conocido estos dias) en la esperanza de sacar un rendimiento ligeramente más ventajoso a sus ahorros que el exiguo interés de una cuenta corriente o una a plazo fijo, ahora su gobierno, de nuevo con la complicidad de la UE, le va a robar aplicando un decreto ley una parte de esos dineros que guardaba para ayudar a su familia, complementar su mierda de pensión o, tal vez, terminar el pago de la hipoteca sin sobresaltos.

Desahucios: No, no va a poder entregar su casa de vivir, con mucha pena pero con alivio, con el propósito de saldar el préstamo hipotecario cuyas cuotas pagó religiosamente mientras tuvo un trabajo que le arrebató la crisis que usted no ha provocado. No lo permite su Gobierno, aunque eso sí, obligará a sus acreedores a aflojar un poco la cuerda con la que le sujeta del pescuezo para que su sufrimiento se alargue unos años y vuelva a estar en el disparadero de nuevo en un plazo que permita a ese Gobierno vender que le está haciendo un favor.
Sanidad, educación, prestaciones y servicios sociales: usted se creyó que vivía en un mundo en el que la cobertura pública de esas necesidades elementales estaba en el fundamento mismo de su vida en sociedad. Pero, después de constituirse en propietario de esos bienes por derecho propio y a base de contribuir con su esfuerzo durante toda una vida, ahora quienes gestionan la Administración Pública, igualmente con la aquiescencia de la UE, le roban en las pensiones, en las ayudas a la dependencia…y están en trance de entregar a unos pocos para que hagan negocio aquello que era público, es decir, suyo, de todos.

En ese escenario, suceden cosas: En Portugal, los jueces encargados de imponer la norma constitucional tumban decisiones de un Gobierno que no se cansa de ceder soberanía y ponerse del lado de los especuladores, los que defraudan al fisco y los que sobrevuelan como buitres sobre todo lo que aún sea de titularidad pública.
En Chipre, su Parlamento palía en parte el atraco a los ahorros de sus ciudadanos, pero es a la postre incapaz de que el expolio se consume por cualquier otra vía.

En Andalucía ponen en marcha la primera norma con claro marchamo de izquierdas (sí, incluidos los últimos Gobiernos llamados socialistas de España) y plantean expropiaciones temporales de viviendas para frenar en seco el drama humano de los desahucios; y, encima ¡lo hacen bien! pues muchos juristas consideran la norma es irreprochable en pura ortodoxia jurídica, tanto que hasta el PP, que salió en tromba en un primer momento para negar la mayor, se muerde ahora las uñas y caya prudentemente.
Un número significativo de jueces se coordinan para superar el vacío legal y la inseguridad jurídica que deja la tibieza, cuando no la inacción, del Parlamento para dar respuesta al dictamen del Tribunal Superior de Justicia de la UE considerando contrario a la normativa europea sobre derechos de los consumidores nuestro sistema de desahucios.

Y, por poner fin al comentario con algo que estoy escuchando mientras escribo esta nota: una investigación realizada por el instituto MyWord para la Cadena Ser, muestra por ejemplo que para los encuestados, el Gobierno sí tiene margen de actuación y no tiene las manos atadas como a menudo se dice; un porcentaje elevado ha participado en protestas de algún tipo; organizaciones como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca o Caritas gozan del favor de una buena mayoría, algo que no le sucede a los sindicatos, etc, etc. Un dato que tal vez mida el grado de crispación de la parroquia: a Cospedal le parecerá que los escraches son “nazismo puro” pero el 59 por ciento de quienes fueron preguntados en esta investigación están de acuerdo en que es una buena forma de presión, incluso hay un 8% que cree que lo es aunque en alguna ocasión la gente se pueda extralimitar.
http://www.cadenaser.com/csermedia/cadenaser/media/201304/15/espana/20130415csrcsrnac_1_Pes_PDF.pdf

No creo que haya que felicitarse por lo que muestra la referida encuesta. Como no me parece que recurrir a las expropiaciones deba ser otra cosa que una medida excepcional que trate de responder de forma radical a dramas que precisan de urgente y radical solución. Como no creo que deba ser, en condiciones normales, función de los jueces tener que concertarse para enmendar la plana a gobiernos que se han acabado creyendo el Estado mismo, o ser agentes involuntarios en el ejercicio escrupuloso de su función, de una quiebra del Estado de Derecho al confrontarse al Ejecutivo en asuntos de fondo. Como no me parece que el descreimiento creciente (cuando no la animadversión) de los europeos a esta Europa que la ideología dominante impone como una apisonadora, sea una buena noticia en este mundo global.
Si a todo eso se añade la corrupción rampante, el desprestigio mismo de instituciones claves hasta ahora como la monarquía o el sistema de partidos políticos como muestra cualquier indicador que uno quiera observar, uno tiene. la tentación de pensar que si esto revientará o no, es solo cuestión de tiempo.

Podremos dar más o menos credibilidad a la encuesta que vengo mencionando. Pero permítanme que mencione un solo un dato más. Un 39% de encuestados muestra su acuerdo con la siguiente proposición: “Últimamente, pienso que la democracia tiene demasiados fallos y que no es mejor que otros sistemas políticos” No sé a ustedes, pero a mí me pone los pelos de punta.