miércoles, 8 de marzo de 2017

La nota de la Asociación de la Prensa de Madrid sobre Podemos

Para que sepamos de quién y de qué estamos hablando desde el principio: la Asociación de la Prensa de Madrid no representa a todos los periodistas de la capital del Reino, como la Asociación de Cádiz, pongamos por caso, no representa a todos los plumillas que trabajan en la tacita de plata; más aún, el grado de afiliación es bajo y eso porque, a diferencia de los médicos, los abogados, los arquitectos, etc, los periodistas no estamos obligados a colegiarnos y porque estarlo no representa apenas ninguna ventaja. Yo pertenecí a la APM un rato y cuando era un mocito feliz e indocumentado (como hubiera dicho Gabo) porque asociarse era una especie de seña de identidad profesional; de eso, como de casi todo, hace ya mucho.

En el otoño de 2008 la crisis se llevó por delante a El Universo de Madrid, la única experiencia de diario de información general que ha tenido esta ciudad. Se lo llevó la crisis y los tejemanejes de compañeros de viaje del PP de Aguirre y tipos con el carnet del charrán algunos de los cuales, supimos luego y sospechábamos ya, manejaban con soltura tarjetas black, asociados con un empresario del ladrillo con expectativas. La empresa editora cerró de la noche a la mañana, cambió la cerradura de la sede y se cargó en un pis pas el esfuerzo y la ilusión de periodistas y lectores y, de paso, la vergüenza, la decencia y la libertad de expresión. Este que suscribe denunció el caso ante la Asociación de la Prensa de Madrid: no emitió comunicado alguno en amparo.
La historia que les acabo de contar no es conocida y, al cabo, es asunto menor comparado, por ejemplo, con la actual y miserable explotación generalizada de becarios o falsos autónomos, la incorporación en los consejos de administración de las empresas editoras de políticos de probada afición a las bambalinas y las cloacas del Estado, las llamadas telefónicas de empresarios, ministros, banqueros, algunos directores de comunicación y otros especímenes a los responsables editoriales para condicionar su trabajo y el de los profesionales a su cargo, el cierre del grifo en las campañas publicitarias o institucionales a los medios poco dóciles...

Los periodistas estamos acostumbrados a convivir con eso, del mismo modo que un abogado de oficio lo está a relacionarse con el crimen por mucho que le repugne el criminal al que debe defender o un médico se hace a recomponer como puede el cuerpo de quien llega destrozado tras un grave accidente de tráfico aún cuando el estómago y el corazón se le remuevan. Porque la APM lo sabe, no se ha pronunciado sobre esas miserias de la profesión con un comunicado urgente. Nunca.

Miren, en resumen: la Asociación de la Prensa de Madrid y las de otros lugares, la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, el Club Internacional de Prensa, y otros bonitos reductos gremiales no sirven para nada. Y algunos de sus cargos son gentes que se resisten a entender que el tiempo pasa y es inexorable.
Me disculparán que hable de mí, pero es que este post va de periodistas y el que suscribe siente verdadera vergüenza cuando lee el comunicado ( http://www.apmadrid.es/comunicado/comunicado-de-apm-ante-el-acoso-de-podemos-a-periodistas/) de la APM. Ni se identifica a los denunciantes, ni se muestran las pruebas de la denuncia, por lo demás imprecisa, que hacen. Victoria Prego aseguraba ayer en televisión que los nombres y las pruebas “son propiedad de los denunciantes” y que la Asociación “protege sus fuentes y no las rebela” Lamento decirlo, pero a Prego se le ha ido definitivamente la olla. Siguiendo con la gilipollez o el delirio: hay quien opina que este silencio es natural, pues los damnificados deberán seguir con su trabajo cerca de Podemos y, al revelarse su identidad, sus personitas y su trabajo podrían verse afectados; es comprensible, como todo el mundo conoce, la formación que lidera coleta morada tiene un poder inmenso, omnímodo, fulminante, en nuestro país y en el universo todo a través de sus conexiones bolivariana e iraní.

Hoy hemos sabido que este asunto de la nota se fraguó y se decidió entre cuatro personas cercanas a la presidenta y ella misma, es decir de espaldas a la gran mayoría de los vocales y con cierta nocturnidad y findesemanavosía.
Uno tendería a tomarse a broma todo esto, una broma triste eso sí, pero es que aparte el despropósito concreto (por decir algo) que motiva la iniciativa de Prego y su séquito, por ingenuidad culposa o complicidad criminal y en la vanguardia de algo muy feo, resulta que se permiten escribir:  “La APM pide a los periodistas que resistan las presiones, vengan de donde vengan, en el convencimiento de que esta asociación les amparará siempre en la defensa de su derecho a la libertad de expresión y en su deber de ejercer la libertad de información”

Para resistir las presiones no les necesitamos, nunca les hemos necesitado y, en cuanto al resto del párrafo pues, sencillamente, es mentira lo que dice.